La mirada del amor.



Tus ojos son raíz de luz,
suenan en música
y descienden hasta alcanzarme.
El pie del pentagrama
no alcanza el todo.
Dentro de tus ojos
voy a estar
todo el tiempo mío.
Sube mujer
pues este es el último viaje
de mi amor tan común.
Pero algo exijo: eternidad
de los puertos de tus ojos
en la forma exacta
que crece en tu mirar.
Mis ojos, sinuosos.
ahuecan el resguardo del deseo
cual si fuesen
espadas subyugadas
que agitan el destino
En tus ojos capté
la mirada del amor.
Sabes que te busco
y aún no llegas.

Ninguna.


Nadie, ni libros o sueños
logran separarme de ti
ni te sustituyen siquiera.
Mis brazos son ríos que confluyen
en una sombra de clausura.
Es pequeño el mundo
pues si no estás todo me falta
y todo falta si te carezco.
Tú, tan parte primordial eres
que te retengo en mi vida
a mi propio suelo subyugado.
En las noches silenciosas
te busco en los recodos de mi cuerpo.
No permito perder lo ganado.
Entonces muestro las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enceguecido.
Aguardo, desespero
por temor que en mí no estés pensando.

Tus dueños.


¿ Qué delirios te invaden desde afuera y penetran?

Son intensos y múltiples como el agua de lluvia.

No dependen de nadie pero de vos son dueños.

Cuando imperan te vas sin destino preciso.



Son dioses y mandan, cada vez con mas fuerza.

No resistes, conquistan, te invaden y se adueñan.

Sos un ser muy pequeño aunque te digas poderosa

A los imperios terribles sucumbes sin peros.



Desdibujan tu alma y la cruzan los vientos

y aunque lleves anhelos, imposible: los niegan,

Son tus amos y no logras desprenderte de ellos.

Entonces en el tiempo desvanecen tus metas.


Oscar Néstor.

¿ Sabes ?

Deseo contar tu llegada.
El día está próximo.
Mientras tanto aquí estoy
y miro una estrella que cae
e ilumina las calles desiertas
en busca de alegría.
Entrega tu figura nueva.
Permite que invente
un estar sin recuerdos.
Para quitar de un tirón
a esos ángeles tristes
tu melancólico antaño.
Deja que siembre
las semillas nuevas
para vivir sin temor
la dicha de ser otra vez.
Así lograremos que los inviernos
no se comporten
como pesadillas oscuras.

Oscar Néstor.

Trato de ayudar.



Tienes temor, caigo en la cuenta.

Observo la escasez de tu valor

al atravesar sombras que no cejan

pero es el ejercicio de crecer.



Todo tiembla bajo tus pies cansados

cuando piensas con vigor lo impensable.

Mientras transitas en soledad, buscas

el páramo donde reposa tu identidad.



Envío mi fuerza, la de los hombres.

Aquella que perdura en los inviernos.

Convierto tu paredón en gotas de lluvia

dirigido a tu mente y corazón en pendiente.



Así pretendo que crezcas rápido,

para pasear con aire digno

entre tus consabidos sobresaltos.

Por eso ofrezco mi ayuda.



Oscar Néstor.

Incongruencias.


Si te encontraras cercana,
diminuto ser de fábula,
harías visible tu sed
de comprender lo excelso.

Tal vez comprenderías
el sentimiento sin igual.
Aquel que no has conocido
porque de ti nos fuimos.

Tus ojos sin puertos seguros
donde anclar en definitiva
son sólo muros levantados
en tus años inertes.

Tu corazón en declive
tiene en su final, muerte.
pues te brindas y luego huyes
y concluyes sin llegar.


Entonces rompes

los mágicos hechizos.

Pierdes el anhelo

de mostrar felicidad.


Oscar Néstor