Hay algo que te digo
que ahora deseo repetir.
Una palabra clara
en su justo devenir.

Una intención va en ello
estoy pensando entonces
que es esa la mas bella
tañendo en sólo bronces.

Poesía es solamente
soñar en cosas bellas.
Penetrar en tu mente
y dejarle mis estrellas.

Oscar.

Existencial.


A una fosa de anhelos
llevo en mis hombros
los bártulos de mis nostalgias
fruto de mis desvelos.

Alma que reniega ahora
de sus desarraigos.
Producto de alejamientos
para encontrarme a la justa hora.

No son importantes
en esos momentos.
Lo serán tal vez
en otros instantes.

Aquellos son los que definan
mis mejores tiempos.
Mas no lo sabré pues
otros verán donde se inclinan.

Oscar Néstor.

En vías de encontrar el son.



Halla en los versos la daga

aquella dura y filosa.

La que rompe de un sólo corte

melindres e indiferencias.



La que va neta y precisa

a ablandar tu corazón.

Pues necesario puede ser

vibrar y llegar a comprender.



Corazón de los sentimientos

latidos de la emoción.

Para echar a los lamentos

en vías de encontrar el son.



Oscar Néstor.

Ni soñar ni hablar de no existir,
explayamos al amor con los clarines.
Exultantes encontramos al vivir,
desde siempre, en todos los confines.

Hoy evoco tu figura en mis etapas,
como bellas y sentidas poesías.
Son conscientes y duelen como capas
que agrietan y quitan alegrías.

Un día, de a poco, se marchaban,
cual amores trabados en el tiempo.
Olvidados si otros asomaban.

En el dulce morar ellos estaban,
mas ahora pintan cual lamentos.
La vida miró cuando los mataban.

Oscar.

Quiero hablar en mis escritos


Quiero hablar en mis escritos
de vos y yo , en todo caso
pues somos sol y esperanza
en el sendero tan nuestro
Nada de hablar de la muerte
ni de penas o ansiedades.
Que son verdades de a puño
las que construímos juntos.
De aquellos tiempos soñados
cuando concebimos tanto.
Hijos, trabajo y vivienda
que nos cobijan ahora.
En horas ya diferentes
mas tranquilos, reposados,
ir cuidando esa cosecha
de tantos sueños logrados.

Oscar Néstor.

No, no me avisaste.


'Pícara! No me advertiste que tu vida tenía esqueleto.

Ahora te observo desde esa lápida

y no oigo ya tus besos.

Se apagaron tus sonrisas.

Está helada tu silueta.

Hoy ya no viene tu cariño.

No, no me avisaste, mamá.

Oscar Néstor.