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Tuesday, February 17, 2009



Cuando escribo.

En tanto que escribo tu rostro aparece y se resiste al apetito del
olvido.
Así te evoco y descubro a diario una faceta nueva de tus cántaros
secretos.
Cuando te escucho y a la lógica de tus palabras me sumo, me siento
distinto.
Tus labios parecen aclarar la noche, esa que musitan los relojes.
Entonces el poema no tiene final mientras existas y sonrías.
Se mezclan tus ojos, tus manos con los claveles de tu luz y ajustan
dulcemente el tiempo de espera.
Esta vez las idus de marzo van a encender el licor antes acorralado.
A cada momento cobran vida las naves que conducen hacia orillas
tranquilas.Aquellas que no podemos dejar escapar.
No interesa como debemos amarnos aunque nos inmolemos nosotros, que
eso no ocurrirá.
Desnudemos el delirio pues esta vez el infinito nos protege.

Oscar.

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